Soy Loreto Hagar, fundadora de La Doc Integrativa, madre de 1 niña y 2 niños.

Desde un inicio el rol de médica, como se conoce, no me hizo sentido y no llenaba mis ansias de acompañar en lograr una sanación real y aun más, implicaba desconectarme de quien consultaba y seguir protocolos pre-establecidos para resolver como debía hacerse, la molestia, el dolor o el examen alterado. Implicaba desconectarnos del sentido final de la enfermedad, que es mostrarnos la necesidad y el grito que nuestro cuerpo y/o mente nos da para llamar nuestra atención, aprender a escucharnos, a confiar en su sabiduría, aprender y sanar.

Luego de titulada estudie medicina china, nutrición integrativa, health coaching, astrología, mindfullness, y sí, ampliar mi comprensión del ser humano a un plano nutricional integral, a un plano energético, a nuestra conexión con la sabiduría divina y la energía disponible según los astros, a estar presente y hacer consciencia de mis necesidades, fueron herramientas que nutrieron mi propio proceso y mi acompañamiento terapéutico, pero siempre desde un fin que busca callar, aliviar o entender, desde la reflexión, conexión y comprensión que es lo que el síntoma viene a decirnos, pero algo me faltaba, una llave crucial, era mucho mas profundo todo.

Hace un año me forme en rebirthing breathwork, un patrón de respiración que emula la respiración que tenemos al nacer, un viaje a respirarnos en la angustia, en la incomodidad y la respiración más que una forma de ayudarme a estar mas en calma, a calmar mi sistema autónomo de respuesta a la amenaza, me permitió sentir, y permitirme sentir: sentir esa felicidad y goce de esa niña que fui que disfrutaba tanto bailar y cantar y reírse con esa risa contagiosa, sentir la tristeza de callar mi autenticidad por cumplir con las expectativas de otros y el sistema, sentir el miedo y la tristeza de años en una relación abusiva y violenta, sentirme, perdonarme, dejar de culparme y tanto más.

Hacerme experta en mi respiración me permitió navegar espacios muy profundos, de emociones muy guardadas necesitadas de atención, abrazo, calorcito, empatía y contención. Soltar la culpa, el miedo y empezar a mirarme con amor, compasión fueron la clave. El reencuentro con un compañero amoroso, atento, empático, compasivo y contenedor y lograr una conexión y sentir un amor inimaginable, sano, bueno y junto a su hijo, mi niña, mis 2 niños y yo, construir el hogar que tenemos hoy, fue el empujón para rendirme a sentirme con todo en este nuevo espacio calentito, seguro y emocionalmente disponible.

No es fácil, no es cómodo, duele, ir en la búsqueda de nuestra propia verdad duele, serle fiel y ser coherente con ella duele, porque irremediablemente se derrumbará mucho y la invitación será a deconstruirnos y reconstruir a todo nivel, con todas las resistencias a flor de piel, con una mente llena de patrones cómodos que te querrá convencer que mejor que no, pero con un trabajo de conexión con ese conocimiento intuitivo, visceral de panza que es innegable, y con el permiso de sentir según como venga y como sea, aunque duela y sean etapas profundas y de oscuridad: sana, sana profundo.

Comprendí que no solo necesitamos salir de esos espacios que se sienten amenazantes y soltar los vínculos que no nos nutren, necesitamos sentir seguridad, que estaremos a salvo, amorosamente contenidos, no juzgados ni criticados, sino compasivamente sostenidos, si queremos navegar ese espacio vulnerable que nos permitirá sentir toda emoción acumulada por las necesidades de la experiencia puntual, a lo largo de nuestra vida y permitirnos ser quienes de verdad somos, auténticos, genuinos, y movernos, accionar, coherentemente con nosotros mismos.

Este ultimo año de pausa y navegar profundo cambio rotundamente mi forma de acompañar, ya no nos enfocamos en expectativas o metas, ya no buscamos entender, ya no queremos callar. Busco gestar ese espacio seguro que todos necesitamos, la conexión para leerte, sentirte y acompañarte, abrazar la sabiduría de nuestro cuerpo y mente, y desde la conexión profunda con el lenguaje del cuerpo abrir esa llave que se cerró en un momento necesario para protegerte y hoy grita por atención, conexión, compasión y calorcito para ser sentida.

Hoy estoy formándome con Gabor Maté para no solo indagar de forma autocompasiva mis temas, sino para poder acompañarte de una forma mucho mas empática, contenedora y compasiva.

Me siento feliz, casi 20 años buscando ejercer una medicina que me haga sentido y siento que mi enfoque, al fin, me hace total sentido, no solo por los resultados evidentes en otros, sino porque lo experimento día a día y me sana, de verdad.