Así como nos sentimos respiramos, así como respiramos nos sentimos.

Mar 05, 2021

Tu respiración es lo único que puede imodificar la respuesta de tu sistema nervioso autónomo de forma consciente. Tu respiración lidera, tu cuerpo la sigue. Y esas 5.000 a 30.000 respiraciones al día tienen la capacidad de generar un efecto en tu sentir de varias maneras.

El cómo respiras puedes ser crucial en disminuir por ejemplo: una crisis de angustia, un trastorno de ansiedad generalizado o una crisis de pánico. Y hará la diferencia entre un metabolismo acumulador o quemador de grasa.

Nada le comunica de mejor forma que tu respiración a tus células, de que estás fuera de peligro y a salvo:

  • Si tu respiración es corta, rápida y torácica, la respiración que solemos tener cuando estamos bajo estrés, enojadas, le comunicas a tu cuerpo que estás en peligro.
  • Si tu respiración es lenta, larga y moviliza tu diafragma, le comunicas a tu cuerpo que estás a salvo, cesando la liberación de las hormonas del estrés.

Por lo tanto, te propongo que pongas atención en como respiras y empieces a hacerlo de forma abdominal o diafragmática y consciente, asegurándote de que tu abdomen, y no tu tórax, se expanda con cada respiración.

Proponte respirar de esta forma al menos 3 veces por día, por ejemplo: mientras esperas que hierva el agua para tu agua tibia con limón, o mientras preparas tu jugo verde, te permitirá estar presente en el aquí y ahora y ayudarás a calmar tu mente.

Si agendas el respirar bien, 20 respiraciones largas y lentas varias veces por día, con el tiempo lo transformarás en un hábito. O incluso mejor si comienzas a practicar alguna disciplina que trabaje con la respiración: tai chi, qi gong, yoga, o hacerlo al caminar tranquila por la naturaleza.

Crea el ritual de concentrarte en respirar bien, es esencial si quieres cultivar tu calma, calmar tu mente, dejar de actuar de forma reactiva bajo un estado persistente de estrés y lograr una salud óptima.

Te sugiero hacerlo de la siguiente forma:

  1. Siéntate con la espalda recta y descalza.
  2. Cierra los ojos y pon tu atención en tu respiración.
  3. Coloca una mano en tu abdomen y otra en tu pecho y evalúa si estás respirando de forma torácica o abdominal.
  4. Respira profundamente llenando tu abdomen de aire, de forma lenta y pausada en 3 tiempos, contando: 1, 2, 3.
  5. Contén la respiración por 2 segundos.
  6. Suelta el aire de forma lenta por la nariz, tratando de que la espiración sea más prolongada que la inspiración.
  7. Haz una pausa y vuelve a comenzar.
  8. Repítelo 20 veces.
  9. Intenta cada vez ir alargando la inspiración y espiración.

En 2 semanas notarás los beneficios, lo que facilitará el que mantengas esta rutina con el tiempo, generando finalmente el hábito.

Te desafío a que empieces hoy y me cuentes en un par de semanas que beneficios has notado.

¿Te anotas?

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¡Un abrazo grande!

Loreto